sábado, 31 de enero de 2015

CREANDO TURISMO


Un año más he podido asistir a la feria internacional de turismo, Fitur, que como cada enero Ifema acoge en sus instalaciones.
Año tras año el número de visitantes y expositores crecen, convirtiéndose en la segunda feria turística más importante del mundo, por detrás de Berlín. Parece que la cosa promete...

Antes de todo felicitar a todas aquellas personas que de forma directa o indirecta trabajan para que esto sea posible. Porque detrás de los stands, la decoración y todo lo que podemos ver hay mucho trabajo.

Yo decidí visitar la feria en el último día para profesionales, ya que el fin de semana no es igual el ambiente (pues cuando se abre al público es más show que turismo. Parece un mercadillo multicultural) y se colapsará como sucede siempre. Y al final terminas por ver poco o nada.

Lo primero que me llamó la atención, fue encontrarme pabellones con apenas gente, que lejos de asustarme me agradó, pues podía pasear tranquilamente y entablar conversación con los azafatas de cada caseta (que hay que decir todos han sido muy agradables). 

Sin embargo, este año me he llevado varias desilusiones. La primera al visitar la zona de África. No se si el turismo se resiente por el tema del ébola o por la jodida crisis pero vi todo muy apagado. Sin que poder destacar nada. Stands de lo más simples, sólo interesante para las personas que vayan a viajar este año allí, poder informarse, o comprar recuerdos.  Vamos que si vas a paso ligero y no te pones a curiosear por el pabellón saltas de Europa a las empresas turísticas sin darte cuenta. 

La segunda pega es el reciclaje de la decoración. Si es tu primera vez no te darás cuenta pero los que hemos estado otros años volveremos a ver decoración ya expuesta (los osos panda de China, las motos en USA, los almendros en flor de Japón....) que oye quedan bien pero les falta originalidad.

Una gran decepción fue ver que los puestos de Japón y China, los grandes de Asia, sean este año muy pobre. Japón un rectángulo claro con mesas y sillas y China un puente y paraguas colgados. 

De Madrid o Extremadura, que son los stands donde más me detuve, decir que aunque la decoración era bonita (a pesar de la polémica del cambio de última hora del pabellón madrileño por parecerse a la bandera gay) no han cambiado mucho los folletos o guías. La mayoría ya los tenía. Pero no dudes visitarlos.

Una gran alegría, fue ver nuevas secciones como Fitur Green (dedicada a empresas que se preocupa por un turismo sostenible) Fitur Shopping (en el que grandes comercios apuestan por los viajes de compras), Fitur Tech (lo que ellos denominan el turismo del futuro) y Fitur Know-How (una forma de reinventar el turismo). Aunque son pequeñas secciones, es señal de que cada año la feria cobra más importancia y poco a poco se amplía.



Mención a parte la zona LGBT que este año se ha ampliado considerablemente. Ya no es un pequeño rincón con dos casetas. Ahora es casi una manzana de stands, zona de prensa, zona de charlas... y el apoyo de empresas como Shangay, Ragap, Ponte Chueca radio u Onda Arcoiris. Se nota que el turismo gay ya supone un 15% del total.

En definitiva, recomiendo mucho visitar esta feria (una de las más importantes de la capital), si es en modo profesional mucho mejor. Que es verdad que hay cosas que tienen que mejorar, o cambiar pero aún así sigue siendo de las mejores ferias de turismo. ¡Nos vemos allí el año que viene!


lunes, 19 de enero de 2015

CIENCIAS VS LETRAS


Hace poco que por razones de la vida tuve que evaluar la opción de estudiar una carrera universitaria. La cosa se quedó en eso, un intento, mera información de asignaturas, créditos, convalidaciones... y poco más.
Pero me di cuenta de algo. Y es que, desgraciadamente en este país de "titulitis" tienen mucho más peso (vamos que tienen más salidas, o te aseguran tener algo más de empleo, ejem ejem) las carreras etiquetadas de ciencia que las de humanidades-ciencias sociales. Y yo me pregunto, ¿por qué?

En la vida puedes saber muchas fórmulas, cómo actúan diferentes leyes físicas, o el proceso de no se qué virus que ataca a no se qué parte del cuerpo (que ojo, NO menosprecio nada, que olé por todos los que estudian las enfermedades y buscan soluciones a enfermedades) pero en realidad si no tienes más conocimientos de otra cosa eres un paleto, garrulo, inculto... como quieras llamarlo, te falta esa culturilla general (y vuelvo a repetir no en todos los casos).

Si te fijas, Historia (que da un conocimiento global del hombre por su paso en la Tierra: errores, guerras, descubrimientos...), Filosofía (con la que aprendes a pensar y que no te tomen el pelo o no lo hagan por ti, y no es poco), Filologías (que te acerca a las culturas y formas de pensar a través del lenguaje), Literatura (que te acerca a los pensamientos y reacciones de diferentes escritores), Arte (que te da una cultura amplia).... y son solo unos cuantos ejemplos, que puedo hablar también de Derecho, Audiovisuales, Turismo...

En la vida si no sabes restar, sumar, dividir o multiplicar (para eso están las calculadoras) pero sabes acerca de quién fue Velázquez y sus obras más famosas (con los por qués de cada cuadro) o conoces las diferentes corrientes de pensamiento (como la de Santo Tomás de Aquino o Freud), las diferentes escuelas de  autores tanto españoles como universales, o hablas y conoces en profundidad varios idiomas, serás un pésimo en los números pero puedes ser de los más cultos que haya. Tendrás una cultura que no te la quita nadie, y eso se nota en las personas, y mucho.

Comparaciones a parte, a lo que quiero llegar (y no es decir que los de letras somos mejor que los de ciencias, porque no es verdad) es ver y que te des cuenta de lo absurdo que es la división entre ciencias y letras y la abismal diferencia de "salidas" de unas y otras. Evitar que en un futuro un matemático tenga trabajo y un historiador sea camarero (que muy digno el trabajo pero no se ha estudiado una carrera y gastado un dinero para acabar así).

sábado, 10 de enero de 2015

RECUERDOS


Tengo la costumbre, no se si buena o mala, de guardar todos los tickets, recibos, entradas, tarjetas... de los locales o lugares que visito con esa persona o personas especiales en un sobre que conservo con cariño.

Ya ves tú que cosa más simple, un papel impreso con tinta de mala calidad que a los dos o tres meses se ha borrado gran parte de las letras o números. 
Pero para mí es como si fuera un tesoro. Un tesoro con valor sentimental, pues al verlo, me evoca recuerdos de esas personas, dónde estuvimos, qué hicimos... y eso no tiene precio. Y más aún cuando esa persona o grupo de gente no está ya en tu círculo cercano.
Tiendes a dudar de si vale la pena conservarlo y seguir abultando dicho sobre o si por el contrario, tirarlo. Al fin de cuentas, ya no forma parte de tu vida.

Hoy sin ir más lejos, decidí deshacerme de dos años de recuerdos. Entradas de cine, billetes de tren o metro, cuentas de restaurantes... iban desde el 2011 al 2012 más o menos. 
Me ha costado lo suyo, no creáis, porque sin quererlo cada papelito me hablaba desde el recuerdo del pasado pero después de meditarlo, ver que esa persona ni me ha felicitado las fiestas y ha pasado a segundo (o tercer) plano, ni se ha preocupado por mi todo este tiempo, no merecía la pena que cogiera polvo.

Al final ha sido como una terapia. Romper en mil pedacitos todo y tirarlo a la basura. Es una forma sutil pero efectiva de alejar de forma definitiva a esas personas (cuyas identidades no daré por respeto al derecho de anonimato). 
Al fin de cuentas, hay que hacer caso a ese dicho de "año nuevo, vida nueva". Ahora el sobre está vacío, no se si por mucho o poco tiempo. Esperando la llegada de nueva gente relevante para mí. 

lunes, 5 de enero de 2015

CABEZAS, CABEZAS Y MÁS CABEZAS


Ahora que finalizan las Navidades  puedo decir, por desgracia, que no he disfrutado de la ciudad como se merece, tranquilamente y observando esas luces, algunas más bonitas que otras, que estas fechas tan señaladas adornan Madrid. No he podido visitar los puestecitos de la Plaza Mayor, ni los de broma en la Plaza de la Santa Cruz, por poner un ejemplo. 

Y la razón no es ni porque no he querido ni porque no he podido. Las masas y masas de personas que abarrotan, colapsan y saturan la arteria principal de la capital. 
Porque cada año está peor. Otras veces era por el puente de la Constitución (que vale, es normal porque gente de fuera viene aprovechando esos días festivos para adelantar las compras, eso nos decían) pero este año ya no ha sido tan normal. Y cada año va a peor.
He ido como unas cuatro veces desde que el Ayuntamiento decidiera encender las luces. Y las cuatro veces he deseado salir de la almendra central cuanto antes. Caminar a paso de procesión, esquivar gente, cabezas y más cabezas.... este era el panorama normal. Y es justamente lo que más odio.

Creo que se deberían tomar medidas urgentes para estas fechas. Más que nada por la seguridad de todos. Imaginaos que alguien entre esa multitud se marea, se cae o en el peor de los casos hay un atentado... a los que se caen, les aplastan literalmente y a los del segundo caso... mejor no pensarlo. Pero lo que es seguro que con tanta aglomeración a los sanitarios les es imposible acceder. Estas situaciones son de lo más peligrosas.
Por no hablar del ruido que deben soportar los vecinos que residen allí, el aumento de robos, la cantidad de basura (porque guarros somos un rato) por poner algunos ejemplos.

Y es que por mucho que nos digan, el hombre no aprende. Nos volvemos literalmente locos en estas fechas y todos decidimos ir a los mismos sitios, hacer lo  mismo y gastar como locos (maldita cuesta de enero).

Menos mal que ya ha pasado todo y a partir del 7 podré volver a disfrutar de mi querido Madrid sin esas aglomeraciones, paseando tranquilamente y deteniéndome en esos detalles que seguro, no se aprecian con tanta gente. Porque prefiero que no haya tanto ornamento abstracto y sin sentido a tener que soportar "jaleo" y alboroto.