jueves, 5 de junio de 2014

PUERTAS

La vida es un continuo abrir y cerrar de puertas. Algunas abiertas sin necesidad de esfuerzo, otras cuestan más ya que se traban y no permiten el paso fácilmente y otras, las más costosas, aquellas que están cerradas con llave.

 ¿Y quién tiene la llave de todas y cada una de las puertas? Nosotros. Con nuestras acciones del día a día, con nuestra conducta, con nuestro todo. Nosotros tenemos el poder de decidir qué puerta abrir, y después el atreverse a pasar o no. Tenemos el poder de cerrar aquellas puertas que por motivos diferentes no nos agradan. Su camino está lleno de piedras, malas hierbas, plantas con espinas... en definitiva, tenemos la llave maestra que abre y cierra a nuestro gusto.

Pero no siempre las reglas del juego permiten manejarlas a nuestro antojo. A veces, una vez tomada la decisión, una vez hecha la acción de abrir de par en par la puerta y de atravesarla, solo queda seguir el camino. No se permite la vuelta atrás. O como seguramente has oído, "a lo hecho, pecho".

No temas, el rectificar es de sabios, y el juego, es decir la vida, te dará la oportunidad de volver sobre tus pasos. De poder empezar desde cero. De poder olvidar todo. Pero cuidado, que como en todo juego, las comodidades son escasas.