Un año más he podido asistir a la feria internacional de turismo, Fitur, que como cada enero Ifema acoge en sus instalaciones.
Año tras año el número de visitantes y expositores crecen, convirtiéndose en la segunda feria turística más importante del mundo, por detrás de Berlín. Parece que la cosa promete...
Antes de todo felicitar a todas aquellas personas que de forma directa o indirecta trabajan para que esto sea posible. Porque detrás de los stands, la decoración y todo lo que podemos ver hay mucho trabajo.
Yo decidí visitar la feria en el último día para profesionales, ya que el fin de semana no es igual el ambiente (pues cuando se abre al público es más show que turismo. Parece un mercadillo multicultural) y se colapsará como sucede siempre. Y al final terminas por ver poco o nada.
Lo primero que me llamó la atención, fue encontrarme pabellones con apenas gente, que lejos de asustarme me agradó, pues podía pasear tranquilamente y entablar conversación con los azafatas de cada caseta (que hay que decir todos han sido muy agradables).
Sin embargo, este año me he llevado varias desilusiones. La primera al visitar la zona de África. No se si el turismo se resiente por el tema del ébola o por la jodida crisis pero vi todo muy apagado. Sin que poder destacar nada. Stands de lo más simples, sólo interesante para las personas que vayan a viajar este año allí, poder informarse, o comprar recuerdos. Vamos que si vas a paso ligero y no te pones a curiosear por el pabellón saltas de Europa a las empresas turísticas sin darte cuenta.
La segunda pega es el reciclaje de la decoración. Si es tu primera vez no te darás cuenta pero los que hemos estado otros años volveremos a ver decoración ya expuesta (los osos panda de China, las motos en USA, los almendros en flor de Japón....) que oye quedan bien pero les falta originalidad.
Una gran decepción fue ver que los puestos de Japón y China, los grandes de Asia, sean este año muy pobre. Japón un rectángulo claro con mesas y sillas y China un puente y paraguas colgados.
De Madrid o Extremadura, que son los stands donde más me detuve, decir que aunque la decoración era bonita (a pesar de la polémica del cambio de última hora del pabellón madrileño por parecerse a la bandera gay) no han cambiado mucho los folletos o guías. La mayoría ya los tenía. Pero no dudes visitarlos.
Una gran alegría, fue ver nuevas secciones como Fitur Green (dedicada a empresas que se preocupa por un turismo sostenible) Fitur Shopping (en el que grandes comercios apuestan por los viajes de compras), Fitur Tech (lo que ellos denominan el turismo del futuro) y Fitur Know-How (una forma de reinventar el turismo). Aunque son pequeñas secciones, es señal de que cada año la feria cobra más importancia y poco a poco se amplía.
Mención a parte la zona LGBT que este año se ha ampliado considerablemente. Ya no es un pequeño rincón con dos casetas. Ahora es casi una manzana de stands, zona de prensa, zona de charlas... y el apoyo de empresas como Shangay, Ragap, Ponte Chueca radio u Onda Arcoiris. Se nota que el turismo gay ya supone un 15% del total.
En definitiva, recomiendo mucho visitar esta feria (una de las más importantes de la capital), si es en modo profesional mucho mejor. Que es verdad que hay cosas que tienen que mejorar, o cambiar pero aún así sigue siendo de las mejores ferias de turismo. ¡Nos vemos allí el año que viene!
En definitiva, recomiendo mucho visitar esta feria (una de las más importantes de la capital), si es en modo profesional mucho mejor. Que es verdad que hay cosas que tienen que mejorar, o cambiar pero aún así sigue siendo de las mejores ferias de turismo. ¡Nos vemos allí el año que viene!