Quiero abrir este año (por cierto, ¡feliz año!), con una reflexión acerca del anonimato. Más concretamente, de lo incógnito que ofrece una gran ciudad al individuo. Ya sea Madrid, Barcelona, Sevilla... todas ellas tienen algo en común.
Quienes viven o han estado recientemente una temporada en un pueblo, podrán comprobar que todo el mundo se conoce con todos. Y si tiramos de árbol genealógico, seguro que tienen algún parentesco. Prima lejana, tío segundo... Se puede decir que es una gran familia. Un trato más cercano, más cálido que el de una gran ciudad. Donde hay paz y armonía.
Madrid por ejemplo puede ser una ciudad con el aire contaminado, ruidosa, que nunca duerme, con aglomeraciones y verdaderos templos del consumismo (véase Primark de Gran Vía), pero que ofrece algo que un pueblo no puede dar. Individualismo y ser anónimos. Ya puedes ir en pijama y bata por la calle (nos vas a ser ni el primero ni el último), medio desnudo o con peinados extravagantes, que como mucho te mirarán más de dos veces al pasar, pero nadie te va a decir nada. Haz esto en una aldea, a ver qué sucede.
Que claro que tiene su lado negativo: nadie si no es un conocido te va a dar los buenos días (sorprende lo educados que son en pueblos donde sin ser de allí al cruzarte con gente que nunca has visto antes, te saluda), a veces te puedes sentir solo, eres una persona más entre los millones que habitan la urbe...
Pero la cuestión es, ¿actuamos de forma diferente en lugares donde nadie te conoce a entornos más familiares?
Yo que soy una persona tímida, puedo hacer el "gamba" en la calle, puedo ir de la mano de esa persona especial o puedo cantar a pleno pulmón, que se va a quedar la acción ahí. Seguramente, ni en mi barrio, me vuelva a encontrar por la calle a esas personas que me miran por hacer el tonto, o se tapan los oídos por los berridos que pego. Como mucho seré una anécdota más de las que contarán a sus amigos ("el otro día iba pasando por aquí cuando un joven cantaba como si no hubiera mañana, y encima desafinando"). Si esto lo trasladamos a una pequeña localidad, al día siguiente todos sus habitantes sabrían de mi acción. Ríete tú del Sálvame.
He llegado a conocer personas que se sienten libres en una urbe. Ya sea por su condición sexual, por su filosofía de vida o por mil elementos más, es llegar a la ciudad y ser una persona diferente a su lugar de origen. Según sus palabras "ser yo mismo". Si es bueno o malo lo que hacen, ya es otro tema.
Es cierto que las ciudades tienden a ser más tolerantes, modernas y avanzadas en pensamientos que los pueblos (aunque gracias a esto se mantienen tradiciones que más o menos nos pueden gustar) Pero el individuo se siente más libre para expresarse, o para vivir la vida sin presiones ni órdenes. Es lo que se denomina, una persona más, un individuo anónimo en esta jungla de asfalto.
Y tú, querid@ lect@r, ¿qué opinas sobre el anonimato de la ciudad?, ¿es bueno, malo...? o como en Internet, ¿es sólo un espejismo más?. Quiero saber tu opinión.
Yo pienso que en las grandes ciudades hay más libertad para todos. Yo vivo en una ciudad pequeña, y a veces siento que me ahogo un poco. Me veo como que no avanzo, y pienso que en una gran ciudad estaría haciendo cosas todo el tiempo, me mantendría ocupado o iría a ver diferentes sitios porque siempre quedaría algo por ver. En cuanto al anonimato, puede ser bueno y puede que no. Es bueno porque, de algún modo te sientes más libre y más tú mismo, pero a veces necesitas que te arropen un poco y en un pueblo seguro que la gente es más cercana.
ResponderEliminar¡Me ha gustado! Me has hecho reflexionar :)
Gracias por tu respuesta, me alegro que te haya hecho reflexionar, era uno de mis objetivos!
ResponderEliminarSi que es cierto que cuando estás en un pueblo, la vida es más pausada, más tranquila y relajada, y en una ciudad parece que necesitas más horas en el día para hacer todo lo que se planea, quizás por la gran oferta de ocio.
Como en todo, no hay nada blanco o negro, siempre hay intermedios, donde en mi opinión está la virtud.
Un saludo!