No hace falta decir que el hombre, a lo largo de su vida y como principal objetivo en ella es ser feliz. Buscar y encontrar la felicidad. El carpe diem que ya nos decían los romanos. Vivir el momento.
Nosotros tendemos a poner metas en nuestra vida. De esta forma, ponemos objetivos, medimos fuerzas y sacrificios para conseguir dicho propósito. Pero no nos damos cuenta que una vez que conseguimos dicho fin, creamos otro. Sentimos esa sensación de haber conseguido algo por nosotros mismo, celebrándolo a veces y otras gozando de la recompensa, y a por otro objetivo.
No estoy diciendo que esto esté mal, todos los llegamos a hacer y de cierta forma es una manera de organizarnos. A lo que voy es que siempre ligamos este acto a la felicidad. Si no lo conseguimos no somos felices.
Un ejemplo, para que entiendas mejor por donde van los tiros, sería.
- Llevas cuatro años trabajando como comercial para una gran cadena de ocio. Estás trabajando duro y ahorrando para conseguir comprar un piso y ser independiente. Una vez que tienes todo el dinero para iniciar la compra, te mudas, pensando que al tener tu piso y dejar de vivir junto a tus padres serás feliz. Pero pasa el tiempo y te das cuenta que aunque ya estas emancipado, no eres feliz. Serías feliz si encontraras pareja.
- Un día conoces a alguien que de la noche a la mañana se convierte en tu chico o chica. Segís adelante con la relación. Todo va muy bien. Pensabas que serías feliz teniendo pareja, pero una vez que la tienes, piensas que realmente lo serias si os casárais.
- Al año, tu pareja te sorprende pidiéndote matrimonio. Tu aceptas porque así serías feliz. Pero una vez casado quieres tener hijos para ser realmente feliz.
Y así una y otra vez.
Con todo esto quiero llegar a decir que no nos damos cuenta o no nos acordamos de vivir cada momento. Siendo felices con las cosas que tenemos ya, con los pequeños detalles que día a día nos da la vida. La vida es demasiado corta como para malgastarla. Cuando nos demos cuenta que realmente no hemos sido felices, ya será tarde. Y de lo que es seguro es que la vida no vuelve atrás para darnos nuevas oportunidades y enmendar nuestros errores.